Que triste, es comprobar, que Antaño,
las Cosas, no eran como parecían,
a la luz de las Trampas que escribían,
los sacerdotes, del Oficial Engaño.
España, para el propio y el extraño,
que las Realidades Comprendían,
no era sólo, la Fuerza que Temían,
sino el Blanco de un Sutil Engaño...
Un Ejército, Fuerte e Imbatido.
Una Marina, no muy bien Cuidada.
Unos Reinos, siempre Levantiscos.
Guerra en Europa y contra los Moriscos,
-hoy Invasión, sin lucha, Renovada-,
y el Orgullo Español, en el Olvido...
¡Que no me alaben más el buen Quijote,
porque Sancho, es aún, más tonto que Pichote!
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